lunes, 28 de abril de 2008

Recuerdos de la infancia


De la columna de libros que amenazaba con desperdigarse por el suelo, brotó una densa niebla de la que emergió el personaje favorito de su infancia. Tener ochenta años y embarcarse de nuevo en las aventuras de Peter Pan fue para élla puntilla final.


© Luis Torregrosa López, 2002.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

La edad, qué vertigo... sobre todo si el sabor de lo pasado es más dulce que el presente. Mejor no lo pienso, yo aún tengo el síndrome, de Peter Pan, digo.

Un abrazo, Luis.

Isabel Segura B. dijo...

El sabor de la infancia siempre puede endulzar el helado futuro.
Contundente y feroz, como un buen cuento.
Un abrazo.

V dijo...

Pues...con el tiempo...se vuelve más viejo...peor más sabio...y a veces ...



Hasta mejor...80 años no son nada ligeros...y el peso del tiempo a veces carga en cuanto la calidad de las cosas...y al darnos cuenta de eso...podemos ver cuanta calidad ha perdido la literatura de los días de hoy...


¡Saludos!

Anónimo dijo...

Pero qué hermoso. Cuántas imágenes han venido a la mente, inspiradas con tan pocas palabras.
Seguiré leyendo, y creo que pasará a mi lista de favoritos...

MARISA dijo...

Dejamos de ser niños, cuando dejamos de creer, disfrutar, divertirnos, equivocarnos...esto... bueno, de equivocarnos no dejamos nunca, verdad? :-)
Caray!! seamos niños!!

Besos :-)

Luis Torregrosa dijo...

David, el paso de los años tiene su buen sabor también. Y la memoria puede ser una excelente compañera, a no ser que la añoranza nos engañe. En eso coincido con ISB. V4rol, no creo que la calidad haya mermado: sólo hay que elegir bien. María, saludos y aquí serás siempre bienvenida. Marisa, yo creo que con los años vamos camino de la infancia, ¿o no lo vemos así en muchos mayores?. Un abrazo.