domingo, 17 de octubre de 2010

Padre Nuestro

Padre nuestro que estás en los cielos
con las golondrinas y los misiles
quiero que vuelvas antes de que olvides
cómo se llega al sur de Río Grande

Padre nuestro que estás en el exilio
casi nunca te acuerdas de los míos
de todos modos donde quieras que estés
santificado sea tu nombre
no quienes santifican en tu nombre
cerrando un ojo para no ver las uñas
sucias de la miseria

en agosto de mil novecientos sesenta
ya no sirve pedirte
venga a nos el tu reino
porque tu reino también está aquí abajo
metido en los rencores y en el miedo
en las vacilaciones y en la mugre
en la desilusión y en la modorra
en esta ansia de verte pese a todo

cuando hablaste del rico
la aguja y el camello
y te votamos todos
por unanimidad para la Gloria
también alzó su mano el indio silencioso
que te respetaba pero se resistía
a pensar hágase tu voluntad

sin embargo una vez cada tanto
tu voluntad se mezcla con la mía
la domina
la enciende
la duplica
más arduo es conocer cuál es mi voluntad
cuándo creo de veras lo que digo creer

así en tu omnipresencia como en mi soledad
así en la tierra como en el cielo
siempre
estaré más seguro de la tierra que piso
que del cielo intratable que me ignora

pero quién sabe
no voy a decidir
que tu poder se haga o se deshaga
tu voluntad igual se está haciendo en el viento
en el Ande de nieve
en el pájaro que fecunda a su pájara
en los cancilleres que murmuran yes sir
en cada mano que se convierte en
claro no estoy seguro si me gusta el estilo
que tu voluntad elige para hacerse
lo digo con irreverencia y gratitud
dos emblemas que pronto serán la misma cosa
lo digo sobre todo pensando en el pan nuestro
de cada día y de cada pedacito de día

ayer nos lo quitaste
dánosle hoy
o al menos el derecho de darnos nuestro pan
no sólo el que era símbolo de Algo
sino el de miga y cáscara
el pan nuestro
ya que nos quedan pocas esperanzas y deudas
perdónanos si puedes nuestras deudas
pero no nos perdones la esperanza
no nos perdones nunca nuestros créditos

a más tardar mañana
saldremos a cobrar a los fallutos
tangibles y sonrientes forajidos
a los que tienen garras para el arpa
y un panamericano temblor con que se enjugan
la última escupida que cuelga de su rostro

poco importa que nuestros acreedores perdonen
así como nosotros
una vez
por error
perdonamos a nuestros deudores

todavía
nos deben como un siglo
de insomnios y garrote
como tres mil kilómetros de injurias
como veinte medallas a Somoza
como una sola Guatemala muerta

no nos dejes caer en la tentación
de olvidar o vender este pasado
o arrendar una sola hectárea de su olvido
ahora que es la hora de saber quiénes somos
y han de cruzar el río
el dólar y su amor contrarrembolso
arráncanos del alma el último mendigo
y líbranos de todo mal de conciencia
amén.

© Copyright poema: herederos de Mario Benedetti
© Copyright imagen 2009 Prisacom SA

*Un padre nuestro latinoamericano, [Mario Benedetti].

lunes, 11 de octubre de 2010

Tragedias en el olvido


Perdió la vida ejecutado sin razón alguna a manos del fascismo victorioso, la perdió su madre poco después, quemada viva con gasolina por tanto preguntar y pedir clemencia, y su hermano, que purgaba su pecado de "rojo" combatiendo por los fascistas, pero que no pudo evitar que un falangista lo ejecutase para "no disfrutar de la Victoria" poco después de caer Valencia. Manuel no sabía que ser poeta en Orense era tan peligroso.


domingo, 3 de octubre de 2010

P. G. Wodehouse, el humor inocente

Para quienes no lo conozcan, esta es una buena época para leer a P. G. (Pelham Grenville)Wodehouse, el escritor británico que más ha hecho por la prosa cómica en los últimos cien años. Personajes como Bertie Wooster y Jeeves, no pueden pasar de largo por nuestras vidas por ignorar tan magnífico y refrescante autor, y esa prosa que te hace vivir en los hemifesrios cerebrales de Wodehouse ("un tipo con una mirada capaz de abrir una ostra a sesenta pasos de distancia"), espacio único e irrepetible. Su inocencia, en la que parece haber extraido del humor todo lo sarcástico, irónico, chistoso y de mal gusto para dejarlo en un estado de pureza sobrenatural, parece sacada de otro mundo, de un espacio imposible, más aún leyéndolo en la actualidad, donde la chabacanería es moneda corriente en la vida cotidiana, y también en alguna literatura.

Yo sugiero, para empezar, El código de los Wooster o El inimitable Jeeves, dos obras espléndidas para que los no iniciados se sumerjan en el mundo Wodehouse. No obstante cualquier obra que se lea, y no importa el orden, nos sitúa con rapidez en su mundo.

Recomiendo encarecidamente que el lector que se acerca a Wodehouse por vez primera, lea antes una de sus obras para no dejarse influenciar por sus adoradores. Dicho esto, un buen sitio para aprender sobre el autor y su obra, (y para leer algunas de ellas) es la Sociedad de Fomento de los Zánganos, una trabajada página web que debemos enlazar en nuestra vida cotidiana.


El hecho es que George había sido durante años un asiduo golfista, y no hay
mejor escuela que el golf para enseñar concentración y estricta focalización en
el asunto que se tiene entre manos. Pocas crisis, por más inesperadas que sean,
tienen el poder de perturbar a un hombre que ha conquistado hasta tal punto la
debilidad de la carne que logra flexionar la rodilla derecha, elevar el talón
izquierdo, balancear los brazos lo más lejos posible del cuerpo, contorsionarse
hasta asumir la forma de un sacacorchos, y tensar el músculo de la muñeca al
mismo tiempo que mantiene la cabeza inmóvil y el ojo fijo en la pelota. Se
calcula que existen veintidós puntos importantes a tener en cuenta
simultáneamente mientras se ejecuta un drive de golf; y para el hombre que ha
dominado el arte de recordarlos todos la tarea de ocultar chicas en taxis es un
juego de niños.
[Una damisela en apuros]