lunes, 21 de julio de 2008

Cuentos en cuentos


Un cuento aparece en otro cuento y así sucesivamente. Esos son los grandes relatos de antaño y de hoy. El que sigue es un fragmento de Piedra de Pedernal, Nuria Barrios.


En las tinieblas, allí donde acaba el resplandor de la hoguera, un yonqui se pincha en el pene. Una sombra se acerca a las planchas de cemento que rodean el poblado y vomita. Una, dos, tres veces. Cada vómito va curvando la sombra hasta que queda aplastada en el suelo.

viernes, 18 de julio de 2008

Precoz

(Wikimedia Commons, PD.)

"Arrea, que llegamos tarde", se dijo de joven, y despachó toda su existencia en un instante dejando los aparejos arrinconados, los raíles sin colocar, la estación sin concluir y el camino tan vacío y esteril que jamás hubo huellas ajenas que lo recorrieran.

© Luis Torregrosa López, 2008.

martes, 15 de julio de 2008

Sin papeles


Quemado, sediento y agotado, con la primera ojeada a la playa quedó preso de la deformidad de los curiosos.

© Luis Torregrosa López, 2008.

domingo, 13 de julio de 2008

Rasgos patrios (II)

(Jean-Jacques Bachelier - Un chat Angola - von 1761, Wikimedia Commons, PD)

SOBRE LOS PÁJAROS FRITOS
(''Sobre casi nada'' Julio Camba, 1927)

Muy bien que se prohiba la venta de pájaros fritos; pero no por razones de utilidad práctica. ¿Que el pájaro insectívoro es útil? También es útil el miembro de una expedición científica y, en ciertas islas del Pacífico, los salvajes lo asan y se lo comen. Hay sabios que, además de saber mucho, saben muy bien; sabios que tienen un sabor delicioso. Los pájaros insectívoros, a su vez, no son menos sabrosos que los otros pájaros, y sí, por razones de moral, llegaría quizá un tiempo en el que no nos comiésemos a ninguno, por razones de conveniencia agrícola, es probable que sigamos consumiéndonoslos a todos.

Por mi parte, yo confieso que los pájaros fritos, insectívoros o no insectívoros, me gustan con locura. Ya sé que las almas sensibles van a indignarse contra mí, dándole caracteres humanitarios a una cuestión que, para la mayoría de las gentes, no pasa del dominio de la veterinaria. Me considerarán un enemigo de los pájaros y, menos mal si lo fuese, porque, desprovisto de toda simpatía hacia ellos, mi pecado al comérmelos no tendría mayor gravedad. desgraciadamente, sin embargo, yo adoro a los pájaros. Estas líricas criaturas que, una vez fritas, me gustan tanto, no me gustan menos cuando las veo revolotear por los jardines. Yo amo al pájaro en la selva tanto como en el lebrillo, y es posible que en esto haya algo de depravación, aunque quizá existan depravaciones peores. Por ejemplo: la de aquel que, llevado de su ternura hacia el pájaro, lo coge y lo mete en una jaula. ¿Quién no ha conocido a alguna de esas señoras que, con un canario en la jaula, una perdiz en el estómago y dos o tres plumas de pavo real en el sombrero, se horrorizan al vernos comer un gorrión? Indudablemente, ni los intereses agrícolas, ni el sentimentalismo de las clases regulamente acomodadas, bastarán a defender a los pájaros contra nuestro apetito.

Yo no veo más que un medio para evitar que el público coma pájaros fritos y es el de prohibir que se frían. Claro que, en buena lógica, no existe ninguna razón para que se prohiba freir un pájaro mientras se permite asar una chuleta; pero ahora no se trata de desarrollar nuestro sentido lógico, sino más bien nuestro sentido moral, y el pájaro frito es desmoralizador. Quizá una de las cosas que lo hacen más delicioso sea, precisamente, el mismo remordimiento con que nos los comemos. ¿Quién piensa en la ternera al tomarse una chuleta? Pero ante el pájaro frito, todos recordamos al pájaro vivo, y el pájaro es, por tradición, la más poética de las criaturas, Decididamente, el espectáculo de una generación como ésta, que fríe a sus pájaros dejando en paz a sus ministros y a sus caseros, no puede ser muy edificante para las generaciones sucesivas.

*Rasgos patrios (I)

viernes, 11 de julio de 2008

Láquesis


Aquella mañana, como si el cielo se desplomara de repente, sintió el dolor por las muertes de tantos amigos y el peso de las cosas que sabía debía albergar su memoria y no recordaba. Percibió por vez primera que algunos hechos confusos del pasado se distanciaban y embellecían, que apenas dormía y que el cuerpo reflejado en el espejo le era completamente extraño. La muerte está sobrevalorada, pensó; el acto final del drama es la vejez.

© Luis Torregrosa López, 2008.

lunes, 7 de julio de 2008

Geógrafos


Desplegó el mapa, marcó los destinos, señaló los relieves y vaguadas y dispuso un viaje por mi cuerpo con la incompetencia de un turista.

© Luis Torregrosa López, 2008.

sábado, 5 de julio de 2008

Primer amor


Al terminar de girar había recorrido la espiral en ambos sentidos, pero jamás olvidó el camino de ida.

© Luis Torregrosa López, 2008.

jueves, 3 de julio de 2008

Rasgos patrios (I)



Antonio Machado. Juan de Mairena. Sentencias, donaires, apuntes y recuerdos de un profesor apócrifo (1936).

El español suele ser un buen hombre, generalmente inclinado a la piedad. Las prácticas crueles —a pesar de nuestra afición a los toros— no tendrán nunca buena opinión en España. En cambio, nos falta respeto, simpatía y, sobre todo, complacencia en el éxito ajeno. Si veis que un torero ejecuta en el ruedo una faena impecable y que la plaza entera bate palmas estrepitosamente, aguardad un poco. Cuando el silencio se haya restablecido, veréis, indefectiblemente, un hombre que se levanta, se lleva los dedos a la boca, y silba con toda la fuerza de sus pulmones. No creáis que ese hombre silba al torero —probablemente él lo aplaudió también—: silba al aplauso.

martes, 1 de julio de 2008

Conquistas


Cuando Edmund Hillary arrastraba sus últimos pasos hasta la cima del Everest, las familias de sherpas de la zona presintieron de inmediato que les habían arruinado de por vida la excursión semanal.

© Luis Torregrosa lópez, 2007.