jueves, 13 de agosto de 2009

Adivino

Adivino, de Gastón Betelli



Barajó, echó las cartas y salió corriendo hacia su casa para descubrir que sí, el As de corazones estaba con su Dama de rombos.



© Luis G. Torregrosa López, 2008.



sábado, 8 de agosto de 2009

Hechizo de Luna

Dibujos de Galileo sobre las fases de la Luna. (Dominio Público.)


Recorrí el sendero que lleva al borde del valle. La noche clara permitió mi primera salida en solitario, curioseando.

Desde la altura contemplé el paisaje. Permanecí algún tiempo apreciando el silencio, escudriñando en las sombras, olfateando el aire fresco. No me di cuenta hasta más tarde que mi madre me había seguido. Estaba unos pasos atrás.

- ¿Qué haces?-, dijo.
- Veo los riscos y los árboles centenarios salpicados entre las rocas; observo al búho que, de rama en rama, busca la presa; sigo con la vista las volutas de humo gris que salen de aquella cabaña, y me tiene atrapado el brillo ondulado de la Luna allí, al fondo, sobre la superficie del río.-, contesté.
- ¿Y qué sientes?.-, prosiguió ella.-
No lo sé. Algo dentro de mí me obliga a mirar la Luna, a temerla y a quererla.-, respondí.
- Pues haz como yo, hijo mío: aúlla.

© Luis G. Torregrosa López, 2001.


domingo, 2 de agosto de 2009

Eunucos


De todos es sabido que los eunucos son hombres castrados, mutilados, y que con ello garantizan los sultanes que sus mujeres recibimos el mejor de los servicios domésticos sin correr riesgos de aventuras sexuales. A mi siempre me ha resultado cruel la imagen del eunuco, privado de su sexualidad y condenado para siempre a vivir a las puertas del placer, viendo mujeres rebosantes de belleza en la intimidad de la alcoba sin poder sentir por ellas hervir la sangre.


Y sin embargo, allí estaba, frente a mí, escondido tras el enrejado, el eunuco más viejo de los que mi señor dispuso para distraerme, masturbándose.


(c) Luis G. Torregrosa López, 2001.