lunes, 26 de mayo de 2008

Marco Antonio y Cleopatra


(Cleopatra, 1963. Elizabeth Taylor y Richard Burton)


—¡¿Cómo es posible?! ¡Estamos a su alcance!— clamó Cleopatra.

—Ya te dije que debíamos recoger la estatua, el busto y la máscara, pero saliste huyendo con los primeros sonidos que llegaban de la superficie—, replicó Marco Antonio.

—Lo siento, estaba asustada, encogida el alma que aún somos. Los veía reaparecer, otra vez, dos mil años después—, se lamentó Cleopatra

—No todo está perdido, amor mío—, trató de calmarla Marco Antonio y, dirigiendo la mirada a Osiris le preguntó, —¿qué consejo puedes darnos?—.

—Yo puedo garantizaros la resurrección. Decidme cuándo y dónde—, respondió la deidad.

—¡Ahora!—, imploró Cleopatra —lejos de Abusiris, de Alejandría, de Egipto, y envía nuestras tumbas a las simas más profundas de la tierra, soberano del reino de los muertos—.

—Así sea—, proclamó Osiris, —y perdida Afrodita, bueno será que os acompañe Hut-Hor, que se encuentra refugiada en Deir el-Medina, y ni en los relatos infantiles se revelará jamás vuestro nuevo destino—.

Expertos egipcios han descubierto ...

5 comentarios:

Anónimo dijo...

De pequeña soñaba con ser arqueóloga. Sin saber que se llamaba así.
Me fascina poder tocar algo que existió hace siglos, milenios...
Yo soy de las irreverentes que cruza las cuerdas en museos para "tocar"...

Luis Torregrosa dijo...

Nota: se recomienda pinchar en el enlace azul para entender el relato.

Anónimo dijo...

Lo había hecho.
:)

Luis Torregrosa dijo...

Ya, María, lo decía por el resto de vistas. Un abrazo. :)

itxa dijo...

Ay! cuánto me queda por descubrir en esta pequeña gran Alejadría que me acoge cada día.

Buen post Luis

Un abrazo desde Iskanderiya