viernes, 19 de junio de 2009

Sobre el turismo



SOBRE EL TURISMO
(''Sobre casi nada'' Julio Camba, 1927)

No soy nada nacionalista, y, sobre todo, no soy nada nacionalista francés. No puedo, por tanto, aplaudir a esos parisienses que apedrean por xenofobia a los turistas, y, sin embargo, ¡cuántas veces en París, viendo pasar una caravana de la casa Cook o de la American Express, no he sentido el deseo de arrojarle yo mismo la primera piedra!

El nacionalismo es odiodo; pero el turismo es mil veces más odioso todavía, y huelga decir que, por turismo, yo entiendo tan sólo el turismo inglés y norteamericano. Un español o un italiano, en efecto, un ruso o un alemán no son nunca enteramente turistas, por mucho Zeiss y mucho Kodak que lleven, por mucho Baedeker que lean y por mucho traje a cuadros que se pongan. El verdadero turista es un norteamericano o un inglés que, después de haber hecho completamente inhabitable su país en fuerza de leyes moralizadoras, se une a otros norteamericanos o ingleses y se va por el mundo, no a ver cómo es el mundo, sino a ver cómo son en él los hoteles ingleses y los hoteles nosrteamericanos. Tomando como artículo de fe la superioridad anglosajona, el turista norteamericano o inglés está firmemente convencido de que en ninguna parte se podrá aburrir tanto como en su tierra, y es en vano que le sirva usted tres catedrales góticas por la mañana y dos circos romanos por la tarde, un lago con el desayuno y algún monasterio con el té. El mundo no le inspira curiosidad ninguna. La humanidad no le importa nada, y por eso viaja, que de lo contrario, de suponer que al viajar podría ver o aprender algo interesante, se quedaría en su casita diciendo:

-My house is my castle ...

Por todas estas razones, resulta que en París, centro universal del turismo, es mucho mayor el espectáculo que le ofrecen los turistas a la ciudad que la ciudad les oferce a los turistas. Los turistas no ven nada; pero en cambio, todo el mundo ve los auto-cars de la casa Cook cargados de dientes y de correas, de home-spuns y de Traveler cheques, y si al verlos se les arrojan algunos objetos, ya sólidos o ya líquidos, ¡qué le vamos a hacer!

Yo lo lamento con toda mi alma y lo considero indgno de París, por lo que pueda haber de ello de odio zoológico al extranjero; pero no por lo que haya de odio humano y antropológico a ese animal inclasificable que se llama el turista ...

3 comentarios:

Ramon dijo...

Un texto que incluye demasiadas veces la palabra odio y, sobre todo, desde la generalización. Ambos conceptos pretenden uniformar nada menos que a millones de personas, por el mero hecho de haber nacido en un determinado lugar del mundo, características negativas.
Cuantos turistas ingleses, americanos, italianos, españoles... no tendrán nada que ver con el retrato que Julio Camba hace de los mismos.
En fin, es mi punto de vista...
Unir generalización y odio es una auténtica bomba de relojería y desgraciadamente se usa a manos llenas en muchos medios de comunicación de masas.
Saludos.

Luis Torregrosa dijo...

Julio Camba escribió esto a principios de siglo. Columnista, suis aprecaiciones tenían un sentido del humor muy especial en una época donde hablar con cierta libertad era difícil. Búscale las segundas intenciones. Un abrazo.

Ramon dijo...

Tienes razón, Luis, estas palabras del propio Camba lo corroboran.
Gracias.

"... A mí se me ocurren muchas tonterías, y en cuanto tengo confianza con la gente las digo. La cuestión es pasar el rato, y yo no quiero callarme una tontería que pueda divertirnos a todos para echármelas de hombre serio y sesudo. Mi nombre es Camba, y en el fondo yo soy un buen chico. Tengo un chaqué alemán, pero no tengo pedantería ni afectación ningunas...
...necesito que ustedes no me tomen nunca completamente en serio. Ni completamente en serio ni completamente en broma."