domingo, 3 de octubre de 2010

P. G. Wodehouse, el humor inocente

Para quienes no lo conozcan, esta es una buena época para leer a P. G. (Pelham Grenville)Wodehouse, el escritor británico que más ha hecho por la prosa cómica en los últimos cien años. Personajes como Bertie Wooster y Jeeves, no pueden pasar de largo por nuestras vidas por ignorar tan magnífico y refrescante autor, y esa prosa que te hace vivir en los hemifesrios cerebrales de Wodehouse ("un tipo con una mirada capaz de abrir una ostra a sesenta pasos de distancia"), espacio único e irrepetible. Su inocencia, en la que parece haber extraido del humor todo lo sarcástico, irónico, chistoso y de mal gusto para dejarlo en un estado de pureza sobrenatural, parece sacada de otro mundo, de un espacio imposible, más aún leyéndolo en la actualidad, donde la chabacanería es moneda corriente en la vida cotidiana, y también en alguna literatura.

Yo sugiero, para empezar, El código de los Wooster o El inimitable Jeeves, dos obras espléndidas para que los no iniciados se sumerjan en el mundo Wodehouse. No obstante cualquier obra que se lea, y no importa el orden, nos sitúa con rapidez en su mundo.

Recomiendo encarecidamente que el lector que se acerca a Wodehouse por vez primera, lea antes una de sus obras para no dejarse influenciar por sus adoradores. Dicho esto, un buen sitio para aprender sobre el autor y su obra, (y para leer algunas de ellas) es la Sociedad de Fomento de los Zánganos, una trabajada página web que debemos enlazar en nuestra vida cotidiana.


El hecho es que George había sido durante años un asiduo golfista, y no hay
mejor escuela que el golf para enseñar concentración y estricta focalización en
el asunto que se tiene entre manos. Pocas crisis, por más inesperadas que sean,
tienen el poder de perturbar a un hombre que ha conquistado hasta tal punto la
debilidad de la carne que logra flexionar la rodilla derecha, elevar el talón
izquierdo, balancear los brazos lo más lejos posible del cuerpo, contorsionarse
hasta asumir la forma de un sacacorchos, y tensar el músculo de la muñeca al
mismo tiempo que mantiene la cabeza inmóvil y el ojo fijo en la pelota. Se
calcula que existen veintidós puntos importantes a tener en cuenta
simultáneamente mientras se ejecuta un drive de golf; y para el hombre que ha
dominado el arte de recordarlos todos la tarea de ocultar chicas en taxis es un
juego de niños.
[Una damisela en apuros]


3 comentarios:

Liki Fumei dijo...

Tengo varios libros suyos que leí hace muchos años, y con este recordatorio me has devuelto la gana de leerlos. Así que me pondré a ello. Gracias.

Luis Torregrosa dijo...

Me alegra refrescarte a tan fascinante autor.

Isabel Barceló Chico dijo...

Soy una rendida admiradora de woodehouse y creo que haces una reseña muy acertada de su escritura. Precisamente una de las cosas que más me gustan de él es el amor por sus personajes que sabe transmitir al lector. Hace de ellos personas entrañables y nos permite luego mirar los defectos propios y los de las personas a nuestro alrededor de una manera más indulgente. Es un magnífico escritor. Besos.