Tomás Centeno fue un hombre singular cuya biografía nos enseña que los
socialistas estaban en combate contra el franquismo desde la primera hora del nefasto Año de la Victoria. Murió en tan singular lugar como la maldita
Dirección General de Seguridad del Estado, en la mítica Puerta del Sol de Madrid, donde la tortura fue norma hasta algún año después de muerto el dictador. Oficialmente murio al
«[poner] fin a su vida en el propio calabozo con el borde de uno de los flejes del somier de acero». Impagable. Bueno es recordar.
2 comentarios:
Maestro, ¿piensas publicar una entrada por año? :P
Se te echaba de menos.
Tienes más razón que un santo. Cambiaré. Un fuerte abrazo.
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