viernes, 1 de febrero de 2008

El maestro ceramista

Una de las maneras de empezar, cuando se trabaja con el barro, consiste en estrujar, sobar, apretar, enrollar, retorcer la arcilla húmeda y ver qué formas toma. Quizá las distintas que surjan os den una idea creativa. Nada os impide que lo aliséis o lo dejéis rugoso, o hagáis unos agujeros; que unáis fragmentos distintos en una suerte de collage o lo dejéis caer al suelo para que os sorprenda con una nueva textura o diseño. Fijaos bien como mientras hablábamos y jugábamos con el material, a este tronco se la ha unido esa pequeña bolita y en la parte de abajo y a los lados han quedado adheridos cuatro pequeños restos. Ha resultado una figurilla graciosa. Ahora podríamos pintarlo y ponerlo a cocer, pero voy a probar una nueva técnica que bien pudiera servirnos para el futuro. Le daré con un soplo un hálito de vida, a ver que ocurre.

© Luis Torregrosa López, 2002.

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