Habían pasado sólo dos días desde que la yema del índice de su mano derecha sangró por culpa de la espina de un rosal, cuando de la herida comenzó a brotar un hombre nuevo. Primero los cambios se extendieron por los brazos hasta llegar a los hombros y luego se apoderaron de su cabeza, dejándose caer más tarde por el resto del cuerpo. Todo en él se convirtió en suave terciopelo, fragancia de aromas sutiles y tonos vivos, chillones como el sol cegador del verano. Al explotar la floración creyó reventar en un oleaje de dichas, hasta que llegó el jardinero y lo decapitó.
© Luis Torregrosa López, 2008.
14 comentarios:
Mientras te leía recordaba lecturas antiguas, de la carrera, Popol Vuh, por ejemplo, y me decía, mira cuánto animismo en el texto de Luis...cambió el registro...y luego, cuando leo el final...tan sumamente Luis...con risas....
Que ya lo sabes...me encanta tu mano, tu mirada y tu sarcasmo!
un abrazo
Imagen y texto que enganchan, sorprenden y emocionan.
Felicidades.
Ese, me temo, es el final de casi todas las flores. Me gusta ese final, encaja muy bien.
¡Y qué esperaba!. Las flores brotan en primavera; y la primavera, aunque hermosa, es traicionera.
(A ver si hoy no me pierdo...)
Muy imaginativo. Me ha gustado.
Saludos
Esplendoroso final.
Me ha gustado mucho el contraste de lo bello con lo real.
El de los Vagos me ha gustado, por su defensa de la creatividad. Pero éste... es buenísimo; un final para quitarse el sombrero, cabeza incluida, jeje.
Un abrazo de rosas sin espinas, ;) .
Lena, trato de sacar de vez en cuando la sonrisa a pasear aunque sea crudo. Un abrazo.
Ramón, me alegro de causar emoción, un saltito de sorpresa. Michel, ¿es el final de todas las flores? A veces uno piensa que sí, que cualquier cambio está condenado a ser decapitado. Un abrazo para ambos.
Javier, chaval, pues sí, hoy sí. Y es raro en ti lo contrario. Destino cruel perder la vida en la flor de la idem. Un fuerte abrazo.
Felipe, trato de mostrar otra cara distinta de la apariencia. No sé si el rostro que emnseño es real o imaginativo. O ambas cosas. Un abrazo.
Hugo, tú tienes la capacidad de mostrar fuertes contrastes, de asaltarnos la conciencia. Gracias.
David, genio de la poesía, gracias por tus palabras.
Preciosa metáfora entre pétalos de piel de hombre.
Un abrazo.
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