Cada mañana saltaba de la cama al baño, del baño a la cocina, de la cocina a la escalera, de la escalera a la calle, de la calle a la oficina y vuelta de nuevo hasta que un día se quebró la rutina y el destino dispuso que saltara de la cama a la calle hecho mil pedazos.
© Luis Torregrosa López, 2003. La Jornada Semanal, domingo 19 de septiembre de 2004 núm. 498
© Luis Torregrosa López, 2003. La Jornada Semanal, domingo 19 de septiembre de 2004 núm. 498
1 comentario:
El destino es así de caprichoso, cuando se elige el escenario del salto, de vez en vez, se lo toma a mal y nos hace añicos.
Un placer volver a leer este cuento.
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