Al fin encontró la lámpara. Su alegría era desbordante. No recordaba la razón, pero la búsqueda había empezado hacía mucho, mucho tiempo atrás. La desenterró y comenzó a frotarla, cada vez con más energía. De repente, la lámpara empezó a estremecerse con un poder insólito, sin duda mágico. De inmediato y tras un par de convulsiones, la lámpara lo absorbió y fue en ese preciso instante cuando recordó con amargura que él era el genio.
© Luis Torregrosa López, 2001.
14 comentarios:
Un despiste imperdonable, todo hay que decirlo...
Hay que reconocerle humildad. En la vida real (¿real?)pasa lo contrario, los hay que se visten de genio y en realidad van desnudos.
No, ni mucho menos. Ser genio encerrado en una lámpara a la espera de que te liberen es un martirio. Lo que no sabía el genio es que una vez liberado la fortuna le gastaría tan mala pasada.
Como siempre, un relato sorprendente. Un texto circular con potentes y variadas sugerencias interpretativas.
Te felicito.
Maravillosa-mente frágil la de este genio.
Un abrazo y gracias por la sonrisa.
Jajaja está genial!!! Me gustó mucho!!! Tú lo escribiste??? Saludos!!!
*TESSY*
Bonito microrelato. En serio.
Ser capaz de construir belleza, pero no apreciar la que existe en la saga de Star Wars...
Quizás leer esto:
http://en.wikipedia.org/wiki/The_Hero_with_a_Thousand_Faces
te pueda hacer cambiar tu opinión. Te lo recomiendo.
Este genio refleja muy bien lo autodestructivos que los humanos (y los genios) podemos llegar a ser. A veces parece que nosotros seamos nuestros peores enemigos.
Saludos cordiales.
Sí, Isa, debe ser que olvidamos lo malo y hacemos bueno aquello de tropezar dos veces con la misma piedra.
Tessy, sí, es/era mío, hasta que lo publiqué. Bienvenida.
Marcos, la discusión que manteníamos en El País no pretende desmerecer la saga de Star Wars, sino la dejadez mental que supone abandonarse al mundo friki, que no es más que el circo de distracción moderno para olvidar lo importante. De todas formas, gracias.
Isabel Romana: somos lo más destructivo, sin duda. Somos la especie de la belleza y también la devoradora de la misma. Lástima que sólo tengamos una oportunidad.
jajajajajajaja!
Me río por no llorar...
Si es que me he visto en un espejo...
Encerrada, con poederes mágicos que sirven para los otros y que no puedo usar para liberarme...
Es como tener en el bolsillo una caja de cerillas mojadas...
Ay, Luis...jaja...qué buenísimo eres!
Un besote
Siempre buscando fuera de nosotros, sin tener en cuenta el genio que cada uno llevamos dentro de esta lámpara mágica!!
Gracias por recordarme esta reflexión!!
Un abrazo.
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